¡Hola chicas!

¿Cómo van? ¡No aguantaba hasta hoy para contarles lo que me pasó ayer!

Estaba dictando un entrenamiento a mis líderes, cuando de repente el proyector dejó de funcionar. Inmediatamente comencé a buscar con la vista a mi asistente Katy. Recordé que le había dicho que comprara un cable nuevo porque el que tenía ya no funcionaba bien. Adivinen qué, ¡el proyector se apagó porque el cable colapsó! Mi asistente había olvidado comprar el nuevo cable. Pensé: “¡Dios mío! ¡Otro error y este me puede costar caro, tengo gente nueva en el negocio!” Estas situaciones de descuido ya se han hecho frecuentes. Pero les confieso que me cuesta hacer reclamos de manera frontal, me gusta llevar la fiesta en paz. Así me enseñaron mis padres. Creo que Katy podría molestarse por mis reclamos. Quedarme sin asistente podría ser peor, ella es de mi confianza.

Finalmente logré resolver en el momento, dándole pautas a Katy. Pero el resultado de esa noche, fue que quedé casi sin poder moverme con una contractura muscular. Esta mañana fui al médico, y me dijo que lo único que tenía era estrés acumulado. El médico me hizo preguntas acerca de mi rutina y todo parecía en orden. Hasta que me preguntó, si existía una situación particular en casa o en el trabajo con la que me sintiera incómoda. Esa pregunta me llevó inmediatamente al episodio del día anterior y de algunos otros donde había tenido situaciones parecidas por los descuidos de Katy. Fue allí cuando rompí en llanto. ¡Que horror! ¡Sentí una frustración!

Ahora que estoy más calmada, me pregunto ¿que aprendí de esta situación? Soy de las que piensa que por muy malo que sea algo en tu vida, algo bueno trae. Aquí les comparto mis lecciones:

  1. Entiendo que el querer “llevar la fiesta en paz”, no significa quedarme callada cuando algo me molesta. Como dicen es mejor ponerme colorada una vez, que mil veces.
  2. Definitivamente las emociones mal canalizadas pueden afectar seriamente mi bienestar y mi estilo de vida.

De ahora en adelante, me dispongo a expresar mis molestias o incomodidades, ¡sin dejar que se rebase el vaso!

¿Les ha pasado lo mismo alguna vez? Compartan aquí abajo, así aprendemos todas.

Besos,

Sofi