Cuando hablamos de balance generalmente lo asociamos con pararnos estáticamente en una sola pierna o tratar de no caernos cuando caminamos en una superficie resbaladiza. Definitivamente practicar pararnos en una sola pierna mejora nuestro balance estático, pero mantener el control de nuestro centro de gravedad mientras estamos en movimiento es mucho más importante para la realización de las actividades de nuestra vida diaria y eso es lo que llamaremos balance dinámico. El balance dinámico es también una manera efectiva para ayudarnos a alcanzar nuestras metas de acondicionamiento físico.

El balance estático se refiere a cuando el cuerpo permanece en una posición fija, y es relativamente fácil de entrenar porque nos podemos concentrar en los músculos que queremos contraer y mantener estables. Sin embargo, muchas de las actividades del diario vivir pasan de manera inadvertida y rápida, lo que significa que no tenemos tiempo para pensar conscientemente en cuáles músculos debemos activar. De tal manera que al momento de entrenar y practicar recuerda la importancia de que mejoremos también nuestro balance dinámico.

Algunas razones importantes para entrenar el balance dinámico son:

  1. Ayuda a mejorar la coordinación y habilidad para reaccionar a cambios súbitos en el ambiente lo cual reduce el riesgo de caídas accidentales
  2. Mejora la coordinación del caminar y correr
  3. Es una manera efectiva para tonificar y fortalecer los abdominales laterales y los músculos de las caderas, muslos, glúteos y del área lumbar
  4. Puede usarse como recuperación dinámica después de una intensa sesión de ejercicios, o como una sesión de baja intensidad en los días que no podamos ejercitarnos al máximo
  5. Nos ayuda a mejorar el gasto total de energía y la habilidad para realizar nuestras actividades favoritas

Dos ejercicios de balance dinámico para realizar (inclusive en casa) son:

  1. Estocadas de paso hacia adelante

Párate con los pies separados al ancho de los hombros y con las manos en las caderas. Da un paso largo hacia adelante con el pie derecho. Dobla la rodilla derecha de modo que el muslo quede paralelo al piso (Asegúrate de que la rodilla no se extiende más allá de tu pie). Haz una pausa de 3-5 segundos y luego da un paso atrás en la posición de pie. Repite, dando un paso adelante con el pie izquierdo. Inhala cuando te muevas hacia adelante; exhala cuando das un paso atrás. Mantén una buena postura durante todo el ejercicio, con el pecho y los hombros hacia atrás. Realiza de 6 a 8 veces con cada pierna, descansa 45 segundos. Realiza un total de 3 repeticiones.

  1. Paso arriba lateral

Colócate junto a una caja baja o banca. Puedes sujetar una mancuerna en cada mano a la altura de los brazos a los lados. Coloca un pie en la caja o escalón y deja el otro pie pegado firmemente en el suelo.

Apoya el talón del pie en la caja e impúlsate hacia arriba hasta que la pierna de apoyo se estire del todo. Mantén la posición de balance de 3-5 segundos. Da un paso hacia abajo con la pierna secundaria para volver a la posición inicial. Centra el peso en el talón y la parte media del pie. Intenta no usar una caja demasiado alta al principio. Empieza con una caja con una altura razonable y cambia de altura a partir de ahí. Asegúrate de impulsarte desde el talón y contrae los glúteos en la parte tope del ejercicio. Realiza de 6 a 8 veces con cada pierna, descansa 45 segundos. Realiza un total de 3 repeticiones.

Practícalos con frecuencia y verás un progreso en tu balance en general. ¡Anímate!